viernes, 23 de enero de 2009

Figuras del deporte en el recuerdo....

Este es un comentario que ha surgido de varias charlas con amigos y compañeros de laburo y no es sobre minas, es decir, que es sobre el fútbol. Haré mi comentario lo más breve posible, para no aburrir a las damas que me honran con su presencia o aquellos caballeros que sólo se interesan por las damas, a ellos mis excusas.

Luego de esas excelsas charlas, me surgió una revelación y está relacionada con los apodos de los futbolistas. A lo largo del tiempo, es usual que la mayoría de los futbolistas cuenten con un apodo, alguno tiene su origen en su infancia o en su familia, otros provienen de las anécdotas de las concentraciones o lo que transcurren durante su vida deportiva y otros fueron provistos por la prensa.

Hicimos una lista imaginaria con miles de apodos de jugadores de fútbol, nacionales y extranjeros, de hoy y ayer, y caímos en la cuenta, la degradación de éstos a lo largo del tiempo.

Repasemos brevemente, hay miles de referencias al mundo animal (ej.: perro, gato, puma, pájaro, conejo, burro, lobo, etc.) a plantas (vgr. lechuga, tomatito, cebolla, huevo, chaucha, etc.) , a actividades (jardinero, payaso, doctor, filosofo, ciruja, mago, etc..) a defectos físicos o psicológicos (petiso, mudo, chueco, loco, cabezón, pelado, boquita), a cosas (caño, avión, gambetita, chupete, maquina) y también apodos locativos (chileno, uruguayo, bolita, paragua, polaco, turco, gallego, tano, etc.), entre otros.


Pero de todos los apodos, a mi, el que más me gusta y marca el elixir en manera de mote, es el que se le dio a Mario Emilio Heriberto Boyé, el “Atómico” (ver foto). Que quieren que les diga, con ese apodo da gusto salir a la cancha…te agrandás.

Ahora bien, con el paso del tiempo, surgieron algunos apodos que no sé si le hacen bien al jugador y su carrera, empezaron los pupis, los cuchus, los pipis, los titis, para terminar en el peor, el de Pablo Barrientos, el “Pitu”.
Quienes alguna vez jugó al futbol, sabe que hay mucho de apariencia y de demostración de hombría en los partidos, especialmente, cuando se juegan contra desconocidos.

Imaginen la situación, desafío futbolístico, comienza la acción, los contrarios se van conociendo, de golpe, tiro libre con barrera, alguien grita: “Pitu, patealo vos….”, todos los contrarios miran quien es el boludon al cual llaman Pitu y cuando agarra la pelota, los que se formaron en la barrera no pueden dejar de elaborar una sonrisa y uno en voz alta le dice al arquero “Negro, ojo que patea el Pitu…”.

Ahí te tenés que ir, imaginemos los escenarios posibles, si haces un gol, el Pitu reivindica la cargada, que dice? “Seré el Pitu, pero te rompí el culo?”, es un karma eterno. Caso contrario, si la tiró a la mierda, los de la barrera, sostendrán en voz alta “no importa Pitu, no me hagas puchero…”.

La única solución posible es cuando pateas, si sos el Pitu, decis en voz alta, “No el Pitu, no, mejor pateo yo!”.

Un escarnio, producto de los tiempos que corren en los cuales los futbolistas tienen fotolog.


Don Mario, perdónelos, no saben lo que hacen!!!